PAX!
Renovando nuestra fe en Cristo Resucitado, en quien depositamos nuestra certeza y esperanza, anunciamos conmovidas, pero con gratitud, que el 04 de febrero de 2025, a las 00h07 (horario local), en el Hospital Regional de Cáceres (Mato Grosso / BRASIL), el Esposo celeste recibió en sus brazos a la,
HERMANA CARMELITA RODRÍGUEZ DOS SANTOS
Provincia “Madre de la Divina Providencia”
con 68 años de edad y 38 de Profesión Religiosa
Hna. Carmelita nació en Mato Verde (Minas Gerais / Brasil), el 17 de enero de 1957. Creció en una familia con fuertes valores cristianos, incluso su padre era catequista. En esta cuna familiar su formación fue madurando y fue soñando los sueños de Dios: quería ser toda suya y evangelizar con Él.
Debido a una fuerte sequía en Minas Gerais, la familia emigró a otras zonas saludables y eligió Mato Groso y precisamente Figueirópolis d’Oeste. Allí, en contacto con la vida de la Iglesia, tuvo la oportunidad de madurar en su sueño de tornarse una Religiosa.
Ingresó a la Congregación el 31 de julio de 1979, en la Comunidad de Jauru (Mato Grosso / Brasil), llevada por sus padres el día que celebraban su aniversario de Bodas. Fue recibida por la Hna. Magdalena Damiani, Hna. Isabel Amboni, Hna. María del Moro, Hna. Barnabe Tomé (todas in memoria), Hna. Ana Carniato y Hna. Joana da Silva (Hna. Carmelita). En ese momento, la Madre Carla Borasi era la Superiora General.
El 27 de enero de 1985 ingresó al noviciado en Osasco (San Paolo / Brasil) con la Hna. Lucía Gava como Maestra.
Hizo su Profesión Religiosa el 18 de enero de 1987, en Osasco (San Paolo / Brasil), en la Capilla San Pío X.
Desde el principio, la Hna. Carmelita fue la personificación de la verdadera Benedictina por su delicadeza, acogimiento, sencillez y humildad.
Una mujer decidida y valiente siempre supo correr riesgos por el bien de los demás. Sólo quienes la conocieron en su experiencia con los campesinos de Tacopaia/Melga en Bolivia, podrán deducir el tamaño de su corazón bueno y misericordioso. Con fuerte espíritu misionero supo vivir la pobreza, la austeridad y el sacrificio, entregándose de todo corazón a esa misión entre los pobres. Dondequiera que fue esta gran misionera dejó huellas de misericordia y compasión, especialmente hacia los más pobres y vulnerables: Paraguay, Mozambique, Bolivia, Brasil.
La Hna. Carmelita deja un legado de fe y abandono en la voluntad de Dios. Este año, en enero, fue a la casa de su familia para descansar y prepararse para una nueva misión en Bolivia, pero el triste e inesperado diagnóstico de un cáncer agresivo y violento impuso dolor y sufrimiento en sus días. Nunca retrocedió. Vivió un verdadero holocausto de entrega a Dios, incluso ante la mirada de sus familiares y sus cohermanas. ¡Toda la Congregación se unió en oración! La Hna. Leontina Vitalino y, últimamente, la Hna. Madalena Paz, son testigos de lo transparente que era esta hermana nuestra ante Dios y atraída con su sonrisa, a pesar del sufrimiento. Lentamente y en silencio, Dios la preparó para la misión definitiva, ¡viviendo 20 días de verdadero holocausto!
Del corazón de cada una de nosotras se eleva a Dios nuestra gratitud por haber merecido tan gran don, nuestra querida Hna. Carmelita. Sin embargo, le damos la palabra a nuestra Superiora General que la conocía muy de cerca:
En este Año Jubilar, el Señor le pidió a nuestra Familia Religiosa un sacrificio aún mayor de una de nuestras Hermanas: nuestra querida HERMANA CARMELITA RODRIGUES que siempre dijo SÍ al Señor, ella que hizo de su vida una DONACIÓN constante, ella que nos testimonió una vida de SENCILLEZ y HUMILDAD, ella que alegraba nuestros encuentros con su presencia, con sus historias; ella que vivió la Misión con gran PASIÓN, ella que amó y fue testigo con su vida de la vida de nuestras FUNDADORAS, ella que amó y se identificó con JESÚS, el Consagrado del Padre; cuando fue llamada al MARTIRIO LENTO debido a un cáncer agresivo, supo permanecer unida a Jesús, aceptando, ofreciéndose, entregándose en las manos de Dios. La Hna. Carmelita enriqueció mucho a nuestra Congregación con el testimonio de quien encontró en Jesús el tesoro de su vida, la perla preciosa. Con alegría, ella dejó todo para seguir a Jesús, con alegría participó en su misión, con valentía y confianza participó en su pasión y muerte, con la certeza de ser abrazada por Él en la gloria. “Ven, Esposa de Cristo, recibe la corona que te ha sido preparada desde toda la eternidad”. Hna. Carmelita, nos dejaste a nosotras, a la Iglesia y al mundo el perfume de SANTIDAD. Tu misión ahora continúa en el cielo. ¡Intercede por nosotras! ¡Ayúdanos a llevar a cabo nuestra misión, como Peregrinas de la Esperanza! ¡Continúa llamando a muchas jóvenes para nuestra Familia Religiosa! ¡Por todo, nuestra eterna GRATITUD! ¡¡¡Nos vemos pronto!!! ¡El paraíso es nuestro destino!
También se pronunciaron las madres adolescentes, con sus hijos, Hna. Assunta y Empleadas, del Centro de Madres, en Santa Cruz, Bolivia, de su nueva misión que la esperaban con entusiasmo:
Hna. Carmelita, te acompañamos durante estos 20 días de Calvario y lo viviste en aceptación, sin quejas, sin reclamos… Te esperábamos para compartir con nosotras la Misión, para reír y también para preocuparte. Tu lugar está vacío, pero estoy segura que tú y Dios lo llenarán de serenidad, paz, alegría y amor, porque tú, Hna. Carmelita, intercederás. Nos vemos en el cielo querida Hermana.
Sí, Hna. Carmelita nos dejas a todas la certeza de que abrazar lo inesperado con fe y dignidad es la clave para una eternidad feliz.
Carmelita, no parece cierto que ya estés con Jesús. Ruega por nosotras, tú que fuiste la gran promotora de las vocaciones, continúa ahora con Jesús esta misión tan importante para nuestra Congregación.
¡Ya extrañamos mucho tu presencia!
Hna. Carmelita, por designio divino, será enterrada en su querido Mato Grosso. Como semilla plantada en esta tierra, tenemos la esperanza de que renazca y florezca en muchas santas vocaciones.
Los funerales tendrán lugar en Figueirópolis d’Oeste, junto a su familia, en este día 4 de febrero de 2025.
En comunión de oración, unidas con todas las Hermanas de la Provincia, Madre de la Divina Providencia, los Oblatos, su madre y sus hermanos, familiares y amigos, encomendemos a esta Hermana nuestra, en los brazos de la Providencia.
“Alma mía, bendice al Señor y no olvides tantos beneficios de su mano” (Sal 102)
(del recuerdo de su Profesión Perpetua)
¡REPOSE EN LA PAZ DEL SEÑOR!
Hna. María das Dores Paz – Secretaria general