Madre Coletta Bernini
“La Madre María hizo apostolado de pasada; sólo su actitud exterior era ya un apostolado, tan ligado a la Providencia y ligado a Dios.”
Hna. Maggiorina Del Monte
Las Fundadoras tenían una gran confianza en la Divina Providencia. No tenían dinero, no tenían trabajo, pero aun en esta situación tuvieron el valor de acoger a tantos niños, a los que no les faltaba nada; rezó la Coronita da la Divina Providencia como lo hacen hoy las Hermanas ancianas; nos dieron gran devoción a San Benito, nuestro padre y protector. Nunca tuvieron casa propia y cambiaban de casa cada dos años (...). Las fundadoras se pusieron en oración y recibieron ayuda de inmediato; cuando no tenían nada para los niños, rezaban y la Providencia los ayudaba.”
Hna. Cleofe Ricaboni
“Madre Giustina se dotó de energía y dinamismo, fruto de una piedad robusta y, sobre todo, de una firme confianza en la Providencia que le permitió superar obstáculos de todo tipo.”
Hna. Maggiorina del Monte
“María fue amada porque era la madre y la pequeña sirvienta de todos. Trabajó duro. Los niños y las Hermanas la amaban y la respetaban mucho. Ella buscó salvar a otros sacrificándose a sí misma. Ella fue la primera en levantarse y la última en acostarse. También fue muy querido por los laicos, se decía que solo con el paso de su sombra hacía bien.”
Hna. Melania Giorgi
“Lo que me impresionó en sus vidas es el sentido del equilibrio, la caridad heroica, esa fe que fue la base de todo, consecuencia de un confiado abandono a la Divina Providencia, vivida serenamente, que intentaron infundir también en la vida de los demás, esa donación de toda su energía como Evangelio vivido que buscaban trasmitir a los demás para la gloria del Señor, primero, y para el bien de los demás, especialmente los niños, los niños huérfanos y los jóvenes que se encontraban en condiciones peligrosas, que de todos modos, quítate de la adicción y la prostitución.”
Madre Giovanna Zonca
“Las Obras de las Hermanas Schiapparoli fueron admiradas por todos. Su caridad, su celo no pasaron desapercibidos, especialmente por algunas buenas jóvenes que, atraídas por el olor de esas virtudes, pidieron unirse a los Schiapparoli en la obra de la mies del Señor. ¡Fue la Providencia la que encontró a los generosos!”
Hna. Anastasia Pitton
“En cuanto a la Sierva de Dios, Hna. Giustina, hablan de ella las Hermanas mayores, que era muy enérgica, una verdadera superiora, supo dirigir la Comunidad con mucha prudencia, tuvo mano firme, porque tuvo que tratar con las autoridades civiles; amaba tanto a los niños que, por ellos, hacía cualquier sacrificio, incluso mirándolos en persona cuando estaban gravemente enfermos; mostró una gran confianza en la Divina Providencia e hizo muchos sacrificios para establecer la Comunidad; le costó mucho separarse de su hermana sor María cuando fue a abrir la Casa de Vespolate, pero aceptó este sacrificio por amor a Dios y para dar familia a tantas niñas que vivían abandonadas. Madre Giustina, quien fue superiora de la Casa de Voghera, fue una mujer de gran mortificación y espíritu de sacrificio.”